No zorras, por María Bernal

No zorras

Ya no se escriben notas en el pentagrama para crear los temazos musicales de antaño. Es prácticamente imposible componer al son de los acordes de una guitarra como lo harían los Héroes del Silencio, o al de las teclas de un piano al estilo de la mítica Bohemian Rhapsody. Ahora la cultura de la música queda eclipsada por el influjo del incomprensible Electro Latino porque engancha con su ritmo, aunque las letras te denigren como mujer, te inciten al consumo de drogas o prácticamente no te digan nada por ser un cúmulo de letras sin fundamento.

Solo basta con encender el ordenador para que un programa de pacotilla te genere una pista de música a tiro de cliquear en un efecto horrendo basado simplemente en dos o tres notas musicales y poco más. Sentarse con un instrumento para componer es un episodio que unos pocos privilegiados protagonizan en un entorno en el que la música real, la de los verdaderos profesionales, parece empezar la senda de la extinción.

Si la base musical empieza a ser precaria entre los cantantes actuales, con las letras de las canciones el panorama es todavía más crítico, lo que nos hace cuestionarnos, al igual que lo harían los escritores modernistas, nuestra propia existencia. ¿A dónde vamos con tal insulto a la propiedad intelectual? Derechos, sin duda alguna, a arrojarnos por el precipicio de la más suma ignorancia. Vivimos rodeados de letras del tipo “voy a violarte”, “eres esclava en mi cama…” como lemas coreados por personas, muchas de ellas mujeres, que aceptan que la dignidad de la mujer sea vapuleada.

Hablando de letras, no podemos dejar pasar la canción que nos va a representar este año en el Festival de Eurovisión. El grupo Nebulossa presentará uno de sus últimos temas llamado Zorra. La palabra ya nos impacta por el sentido connotativo de este vocablo. Sin embargo, los propios creadores alegan que no se trata de menospreciar a la mujer, sino que el objetivo de esta supuesta oda feminista es luchar contra la connotación de esta palabra dando a entender que la mujer es un ser libre que no debe estar en ningún momento oprimida ni menospreciada. No veo clara la intención de este grupo, porque no termino de entender que el respeto de una mujer se tenga que reivindicar por medio de una letra en la que se utilice una palabra tan peyorativa como es la del título, principalmente porque lo que consiguen es catalogar de zorra a una mujer que sale por la noche y se recoge por la mañana. Estamos ante una letra que se queda a años luz del lirismo que las letras de las canciones tuvieron y deben tener. Es insulsa y chabacana, y lo peor de todo es que no es un canto a la libertad femenina, sino que con ella asistimos a la exposición y realce del insulto machista por antonomasia, como es el de zorra.

Si las mujeres nos empoderamos, se debe precisamente a la lucha que determinados colectivos llevan en marcha con sus políticas de igualdad. No sé cuál hubiera sido la reacción de Marie Curie o de la propia Santa Teresa de Ávila, una de las primeras feministas de la historia de la literatura al leer semejantes idioteces en comparación con los textos que ellas compusieron. Por eso decía que ya no se componen los temazos de antes como tampoco se imitan los comportamientos políticamente correctos del pasado que sí funcionaban y que ahora se han sustituido hasta eliminarse por la normalización de todo lo que se nos pase por la mente.

Los que defienden que es un canto al feminismo están permitiendo la cosificación de la mujer con palabras como “…y esa zorra que tanto temías se fue empoderando…”, es decir, que las mujeres seguimos siendo zorras, pero con poder, una vejación que no admite ningún pero que valga.

Si las mujeres nos hemos empoderado es por el ejercicio de fortaleza que llevamos realizando al cultivar una personalidad valiente y ajena al sentido de la propiedad privada que muchos hombres creen tener. Ni somos zorras, ni somos unas incomprendidas, ni somos zorras de postal; simplemente somos personas que luchamos por ser iguales que los hombres desde el respeto y desde la consideración de que ningún sexo es superior y de que todos podemos vivir en armonía y con los mismos derechos siempre y cuando las injurias desparezcan. Por eso, “no zorras” y más temazos de los de antaño.